En un mundo en que parece que nunca terminan de cuajar las
pautas de la alimentación saludable y mediterránea (reconocida como patrimonio
inmaterial de la humanidad) nos encontramos con un caldo de cultivo perfecto para
la proliferación de nuevos tipos de dietas, que en mi opinión suelen ser cada
vez más enrevesadas, exóticas y raras.
La paleodieta es lo último en este tipo de “nuevas
vertientes alimentarias” y se basa como su nombre indica en seguir las pautas
alimentarias que seguían nuestros antepasados en el Paleolítico. Propone tomar
alimentos sin procesar, en un estado lo más natural posible evitando alimentos
que no eran consumidos en ese periodo como son los cereales, la leche y sus
derivados, y el azúcar.
El hecho de tomar alimentos frescos sin procesar sin duda es
una alternativa saludable pero al mismo tiempo muy difícil de mantener, ya que
en nuestra sociedad la industria alimentaria toca de un modo u otro todos los
grupos de alimentos. Por otro lado limita el uso culinario de los alimentos,
reduciendo aún más si cabe las posibilidades dietéticas del día a día.
Otro de los puntos más importantes de esta dieta es evitar
la pasta, el arroz, las patatas, el pan y las legumbres… ¿No os suena esto? Señoras
y señores otra dieta más que evita los hidratos de carbono. ¿Qué han hecho los
pobres hidratos en este mundo que hace que por activa y por pasiva se les
quiera quitar de en medio? Os puedo asegurar que en mis años de experiencia no
he visto a ninguna persona obesa cuyo único y principal problema fuera un
consumo equilibrado y constante de hidratos de carbono. Hay que comer hidratos
de carbono TODOS LOS DÍAS, son la base de nuestra alimentación y si en el
paleolítico no comían pan, o pasta…era por la sencilla razón de que desconocían
su uso, el ser humano se limitaba a la caza, la pesca y la recolección.
¿Estaban desnutridos? No, es tan sencillo como que como animales el ser humano
comía lo que podía, sobrevivía como podía y la gran maquinaría del cuerpo se adaptaba
al medio para sobrevivir. El ser humano ha cambiado con el paso de los siglos,
y sus necesidades también ¿de verdad pensáis que deberíamos tomar como modelo los hábitos de esta especie primitiva, nómada y más cercana a lo salvaje que a lo racional?
La paleodieta también sigue la filosofía del ayuno
intermitente, nuestros antepasados pasaban la mayor parte del tiempo buscando
alimento, corriendo por los montes buscando algo que echarse a la boca, y como
es normal no lo conseguían con la asiduidad que hubieran deseado, alternando
así periodos de ayuno (hambre) con atracones cuando conseguían el alimento. A
día de hoy ¿Qué necesidad hay de pasar hambre? Muchas personas en el mundo
pasan hambre y aquí se debate la posibilidad de pasar hambre a propósito, personalmente
no solo me parece que no tiene un rigor científico justificado a nuestros tiempos,
si no que carece de ética. No hay que promover el hambre, no hay que promover
comer mamut a bocados ni pegarle una patada al desarrollo científico, culinario
ni cultural, está claro que lo mejor sería
cultivar en casa nuestra fruta y verdura, tener un corral con animales,
un estanque puro con peces y unos campos de cereal, pero si no es así ¿Qué hacemos?
¿Dejamos de comer? ¿Llevamos nuestra alimentación a un déficit absoluto y comemos
sólo “maravillosa y estupenda proteína”?. En mi opinión no hay que obsesionarse
ni mucho ni poco, debemos comprar con consciencia, intentando optar por
alimentos ecológicos (si podemos), comer alimentos que nos den todo lo que
nuestro cuerpo necesita y escuchar nuestras necesidades.
Te propongo lo siguiente, come moderadamente de todo, toma
fruta fresca, verdura de temporada, no olvides tomar hidratos de carbono con
frecuencia, beber agua, opta por elaboraciones culinarias con aceite de oliva
virgen extra y haz ejercicio, no conozco a nadie que sin tener ninguna
enfermedad siga estas recomendaciones y sea obeso.