¿Qué es un mito alimentario? Se trata de todas aquellas afirmaciones conocidas por todo el
mundo, sin base científica, y pueden ser perjudiciales para la salud o, si tenemos
suerte, no tendrán ningún efecto sobre la dieta.
Existe una amplia variedad de
mitos, de todas las formas inimaginables, pero aquí he recopilado los más
comunes y al mismo tiempos peligrosos ya que si los seguimos pueden ejercer un
efecto perjudicial en la alimentación y por tanto en la salud:
1. La leche,
¿Un alimento terrible?
De ella hemos escuchado que sólo
la deberían de tomar los lactantes y continuar con su consumo a lo largo de
la vida es “antinatura”. También que ha de ser siempre desnatada porque su grasa es muy perjudicial, y por
supuesto que la leche de soja es mejor
que la leche de vaca.
Debido
al contenido en lactosa de la leche nuestro cuerpo tiene unos mecanismos
específicos que nos permiten digerirla, puede ser que con el tiempo, estos mecanismos no funcionen como deberían y la leche comenzara a ser indigesta, sólo en
ese caso se deberá sustituir por yogur o queso fresco. Si la leche se digiere bien, no hay motivo
para dejar de consumirla.
Es
uno de los alimentos más completos que existen, es la principal fuente de
calcio para los seres humanos, además el calcio que contiene es de muy buena
calidad y es fácil de utilizar para nuestro organismo. Su contenido de agua es
del 88% y solo un 2% corresponde a las grasas saturadas. Eso quiere decir que,
en cualquier caso, sería más recomendable restringir los quesos y la
mantequilla, donde se concentra más la grasa.
La
leche de soja, aunque se denomine leche, no es una fuente de calcio y vitamina
D, como lo es la de vaca. Y estos son nutrientes esenciales para nuestra salud.
2. El
huevo ¿Es tan peligroso?
Del huevo hemos escuchado que no
se deben consumir más de uno o dos huevos a la semana, que el huevo crudo alimenta más que el cocido,
que los huevos morenos son mejores que
los blancos y que si se tiene
colesterol, hay que evitarlos a toda costa.
El
huevo crudo no se digiere bien y por tanto no se utiliza bien, mientras que si
está cocinado se aprovecha casi al 100%.
El
color de la cáscara del huevo no afecta al valor nutritivo, pero por ser una
cáscara más sólida y menos permeable, permite una mejor conservación.
En la
literatura médica hay numerosos estudios que demuestran el escaso efecto del
consumo de huevos sobre el colesterol en sangre. Por tanto, las recomendaciones
dirigidas a disminuir el riesgo cardiovascular deben concentrarse más en una
reducción de la grasa en general que del colesterol dietético.
El
consumo de huevo especificado en la pirámide alimentaria es de 3 a la semana,
así que podemos consumirlos tranquilamente, y siempre buscando el equilibrio entre
el resto de alimentos proteicos como son las legumbres, la carne y el pescado.
3. El pan,
¿Odio sin fundamentos?
El
pan es uno de los alimentos peor tratado, del pobre pan siempre se ha escuchado
que engorda, sobre todo la miga más que la corteza. Pues bien es de la familia
de los hidratos de carbono (pastas, el arroz y las patatas). Todos ellos son
alimentos básicos y necesarios en nuestro día a día, el problema suele ser su
acompañamiento. En general, los alimentos que acompañan al pan, la pasta o el
arroz son los que aportan las grasas y, por tanto, más calorías.
La masa del pan es la misma en la
miga y en la corteza. Si acaso, la corteza, al tener menos agua, en igualdad de
peso tendrá más calorías que la miga, pero esto se trata de una proporción de
pesos y volúmenes que no es la habitual.
4. El
aceite, la mantequilla y la margarina: ¿Cuál es el bueno?
Sobre
estas grasas es común en la sociedad pensar que el aceite de oliva no engorda, que la margarina es mejor que la mantequilla.
El aceite de oliva aporta 9 kcal
por gramo, igual que la mantequilla o la grasa de cerdo, pero al circular en
sangre, es más beneficiosa que perjudicial, a diferencia de las grasas de
origen animal.
Las grasas a las que se debe prestar especial
atención son las grasas trans, presentes en alimentos manufacturados y/o precocinados. En las etiquetas no
pondrá "grasas trans", sino "grasas hidrogenadas". Estas
son las grasas que se deben evitar.
La margarina proviene del aceite
de semillas y la mantequilla es la grasa de la leche; una es de origen vegetal
y la otra, animal. Por ello, en principio podría pensarse que la margarina es
más saludable que la mantequilla. Sin embargo, no es así. La margarina es
aceite líquido solidificado, tratado de manera industrial, mediante la hidrogenación
de las grasas. Y las grasas, como todos los alimentos, es mejor consumirlas en
su forma original, es decir, en su forma natural. La margarina, por tanto, no
es mejor que la mantequilla.
4. Mitos sobre
al agua
¿Beber durante la comida, engorda?
El agua no aporta
calorías, por lo que es imposible que engorde, se consuma cuando se consuma. Y
es positivo tomarla durante la comida porque ayuda en la digestión.
5. Frutas
que engordan y adelgazan
Cuantas
veces habremos escuchado que La fruta,
después de comer, engorda ó que
la piña y el pomelo adelgazan y son
"quemagrasas".
Los alimentos no engordan porque
se tomen en un determinado orden, sino porque el valor calórico de lo ingerido
supera las necesidades del individuo.
Ninguna base científica respalda
que haya frutas adelgazantes y en ningún caso es recomendable llevar una dieta
a base de piña, pomelo o limón.
6. Los
alimentos integrales y light
¿Qué
opinais sobre los alimentos integrales y los alimentos light? Seguro que podréis
pensar que los alimentos integrales no engordan y los light adelgazan, pero no es
así.
Los alimentos integrales aportan
más fibra que los refinados, pero su composición en calorías no varía tanto. Es
decir, a igual peso, el pan, la pasta o el arroz aportan las mismas calorías
que sus versiones integrales.
En el caso de las galletas
integrales, vale la pena mirar la etiqueta porque pueden contener bastante
grasa para hacer más agradable su consumo y tener un valor calórico alto. En
ese caso, estarían indicadas para una persona con estreñimiento, pero no para
una persona con sobrepeso.
Los alimentos light aportan menos cantidad de
calorías que sus equivalentes normales si se toma la misma cantidad, pero
muchos alimentos light son calóricos por su propia naturaleza: mayonesa light, queso light... Que sea light no quiere
decir que sea apto sin medida.